¿Qué es la LOPD?

Aunque, en un principio, la ley orgánica de protección de datos nos pueda parecer un engorro más en nuestro negocio, debemos entender que el objetivo que persigue no solo se ajusta a la legalidad, sino que además, su legislación es imprescindible para garantizar nuestro derecho a la privacidad, la intimidad y la seguridad. Si lo analizamos con cierta objetividad rápidamente nos daremos cuenta que se trata de una medida necesaria destinada a frenar y perseguir los abusos cometidos por algunas empresas o personas sin escrúpulos, que partiendo de la buena fe de la mayoría de los internautas, se dedican a recabar nuestros datos privados y a comerciar indiscriminadamente con ellos.

Resulta lógico pensar que aquella entidad a la que facilito mi número de tarjeta de crédito, o el número de mi cuenta corriente, adopte las medidas necesarias para que esos datos no estén al alcance de terceros…. Y, de la misma forma, nadie tiene derecho a comerciar o utilizar cualquier otro dato que pueda servir para contactar conmigo, para identificar mis gustos, mi ideología política, mi raza, mis inclinaciones sexuales o cualquier otra información que se encuentre dentro de mi ámbito privado.

Yo, como persona individual, debo exigir a todo aquel al que, libremente, he facilitado mis datos, primero, que establezca todas las medidas necesarias para evitar el acceso a los mismos de terceros no autorizados, y, segundo, a que se utilicen exclusivamente conforme al fin para los que fueron solicitados.

Con el objetivo de ejercer un control más efectivo, la agencia de protección de datos, a través de la ley orgánica de protección de datos, exige a todos los profesionales, empresas y comunidades que almacenen datos de carácter personal, que identifiquen expresamente:

• El fichero donde se almacenan.
• El tipo de datos que se está guardando.
• La ubicación física de ese fichero.
• El destino que se le da a esos datos, o sea, para que se usan.
• La relación de personas que tienen acceso y pueden consultar ese fichero.
• Y las medidas de seguridad que se han adoptado para que terceros no autorizados no tengan acceso a los mismos.

El incumplimiento de esta obligación puede acarrear importantes sanciones económicas:

• Sanciones leves: de 900 a 40.000 €.
• Sanciones graves: de 40.001 € a 300.000 €.
• Sanciones muy graves: de 300.001 a 600.000 €.

Si bien, la ley orgánica de protección de datos, entró en vigor en 1999, su cumplimiento había pasado un tanto desapercibido para ciertas empresas y profesionales. No obstante, parece que las medidas de control se están endureciendo considerablemente.